Alguna vez he comentado en este mismo blog que creo que entre los mendigos de Bilbao hay más lectores que la media de la población. Quizá hayan visto a tres o cuatro de los que tienen puesto fijo leyendo siempre gruesos volúmenes, ajenos al paso de la gente, como si fueran indiferentes a que alguien les deje una moneda en la cajita que tienen delante.
Hoy, apenas unas horas después de conocer la noticia de la muerte de Ana María Matute, he visto a una chica en una boca del metro ofreciendo poemas a cambio de una moneda. Un símbolo. Hace un tiempo vi también en el metro de Madrid a un poeta que recitaba unos versos escritos por él para a continuación pasar la gorra por los coches.
Es la otra cultura de la crisis que nos ha tocado vivir. Lectores indigentes y poetas que viven de mendigar unos céntimos a cambio de sus textos. Aunque habrá quien no lo llame mendicidad, sino un crowdfunding modesto.