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César Coca

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Un libro cada semana: 'CeroCeroCero' de Roberto Saviano

Después de haber investigado a las diversas mafias italianas, Roberto Saviano ha decidido seguir la ruta de la cocaína, en un viaje que en algunos momentos conduce al lector por un mundo de lujo y glamour y en otros es un verdadero descenso a los infiernos.

CeroCero Cero es, de alguna manera, la continuación lógica de sus libros anteriores, porque las conexiones entre las mafias y el mundo de la droga son enormes. Este libro indaga en todo ello, trasladando al lector de un lado al otro del Atlántico, y haciendo desfilar a una enorme cantidad de personajes, muchos de ellos de sobra conocidos.

Sin embargo, lo que diferencia a este libro de otros anteriores de Saviano es su irrupción en el texto. Una irrupción que, además, tiene una enorme carga dramática pese a que describe las cosas con la frialdad de un notario. Lo que sucede es que habla de su propia vida, de sus reflexiones sobre si merece la pena adentrarse en lo peor de las sociedades, en un mundo guiado por la obtención de la máxima cantidad de dinero, sin que importen nada en absoluto las vidas humanas. Incluida, claro está, la del propio Saviano, que en un momento del texto se autodefine como “un patético ser humano que ha sobrestimado sus fuerzas” y que continúa investigando para “huir de todo consuelo” y “decretar la inexistencia absoluta de cualquier bálsamo para la vida”.

Cuando se sabe cómo vive Saviano, cómo le resulta imposible -probablemente sea así para el resto de sus días, y solo tiene 34 años- mantener una relación afectiva o de amistad normal, cómo cuando quiere ver a su madre debe organizar un operativo similar al que exige el desplazamiento de un jefe de Estado, esas palabras adquieren un sentido nuevo. Saviano ha confesado unas cuantas veces en los últimos años que se arrepiente de haber empezado a escribir sobre la Camorra. Ya no hay vuelta atrás. Cuando explica mirando a los ojos a su interlocutor que sabe que un día la Camorra llegará hasta él, es imposible no sentir un escalofrío. Salvemos a Saviano. Leámoslo.

 

(Publicado en elcorreo.com)