¿Sabe usted que en Ciudad Rodrigo existe un museo del Orinal? ¿Y otro de la Salchicha al Curry en Berlín? ¿O que Dolly Parton se aseguró los pechos en 3,8 millones de dólares y el vocalista de Van Halen el pene por un millón? ¿Y que el décimo mandamiento según Dios lo dictó a Moisés en el Sinaí decía “No harás cocer un cabrito en la leche de tu madre”?
Cristina García-Tornel ha escrito un libro que tiene el detalle de honradez intelectual de asegurar que es prescindible desde su mismo título. Ahora bien, ¿hay algo que nos alegre la vida más que las cosas prescindibles? Una vida auténtica requiere algo más que comer, vestirnos y dormir, de la misma forma que la lectura tiene que llevarnos también a contenidos ligeros y divertidos que nos aporten una información aparentemente inútil, pero solo aparentemente.
El lector de este libro de título largo y difícil de recordar obtendrá de su contenido algo más que datos para ganar en una partida de Trivial. Con frecuencia, esa información superflua nos dice mucho de nosotros mismos como sociedad o como especie. Nos dice, por ejemplo, que el avance social y el técnico siempre encuentran detractores entre quienes deberían impulsarlos. En el libro figura una larga selección de pronósticos de científicos de todos los ámbitos que negaban cosas como que los aviones pudieran volar, los trenes llegaran a alcanzar velocidades superiores a los 50 kms/hora o que algún día hubiese alguien interesado en tener un ordenador en su casa. Por cierto, que algunos de los vaticinios más disparatados en el ámbito de la informática los hicieron Bill Gates o John McAfee.
Una lectura tan apasionante como una novela, que tiene además la ventaja de poder ser abandonada en cualquier momento o realizada a saltos. Qué buen libro para coger cuando se tiene solo un rato libre o se busca un entretenimiento ligero pero a la vez inteligente.
(Publicado en elcorreo.com)