Cuando se habla de compositores sordos, el nombre que siempre nos viene a la cabeza es Beethoven. Pero no es el único. El checo Smetana también compuso parte de su obra sumido en el silencio. Lo que sucede es que no solemos pensar en él porque no es un compositor tan conocido pese a que para muchos historiadores es el verdadero creador de la música de su país, por delante de Dvorák.
Smetana vivió tragedias sin cuento (murieron varios de sus hijos, enviudó, también fallecieron a una edad relativamente temprana algunos de sus mejores amigos) y no dudó en subirse a las barricadas en los acontecimientos revolucionarios de 1848. Cuando compuso El Moldava, una de las piezas que forman el ciclo Mi país, ya estaba aquejado de una profunda sordera, al parecer como resultado de la sífilis que había contraído y que terminó por llevarlo a la tumba. Nada extraño en el siglo XIX, con una promiscuidad sexual relativamente elevada, medidas higiénicas escasas y sin cura eficaz para ese mal.
Para esta pieza, Smetana echó mano de una vieja canción cuyo origen no está demasiado claro según los historiadores de la música. Por eso, la melodía principal de esta obra les sonará a muchos. No es casualidad: el himno de Israel también toma como base la misma canción. De ahí el parecido. Un tema bellísimo, por otra parte. Aquí les dejo El Moldava en una versión en directo dirigida por Rafael Kubelik e interpretada en la plaza de la Ciudad Vieja de Praga. Doble motivo para disfrutar: la música y las imágenes.