Quizá alguno de ustedes piense viajar a Venecia en las próximas semanas. Les alabo el gusto, si es así. Puede, solo puede, que durante sus paseos por la ciudad escuchen, o recuerden, esta música de Alessandro Marcello, un compositor que convivió por allí mismo con Vivaldi y que escribió sus obras sin estar presionado por un mecenas exigente ni por el público, porque era noble y no necesitaba ganar dinero para vivir. La asociación con la ciudad viene, además, porque puede que hayan visto la película Anónimo Veneciano, un hermoso dramón estrenado en 1970 que a algunos recordarán. Pues bien, en esa película, que transcurre en la ciudad de los canales, suena esta música, el segundo movimiento del Concierto para oboe de Marcello. No añadiré nada más. Sobran las palabras ante tanta belleza.