Una agencia de noticias iraní ha manipulado la foto de Michelle Obama en el momento de anunciar el Oscar a la mejor película. Los ciudadanos de aquel país han visto a la primera dama de EE UU con un vestido con bastante más tela que el original: le han añadido unas mangas que cubren los hombros, al descubierto en la imagen real, y su escote, nada llamativo por otra parte, ha desaparecido, de manera que el modelo le tapa prácticamente hasta el cuello.
No es la primera vez que esto sucede, por supuesto. En tiempos de Stalin, y es solo un ejemplo pero hay muchos más, en la URSS se manipulaban las fotografías, con lo difícil que era hacerlo cuando se trataba de película y revelado clásico, y se quitaba a alguien de una foto cuando caía en desgracia. Así, quien había sido la mano derecha del líder soviético era literalmente borrado de todas aquellas fotos en las que apareciera junto a Stalin. Se cambiaba la foto porque se quería cambiar la Historia. No creo que la agencia iraní haya pretendido tanto.
Lo que no entiendo es por qué no dan un paso más y se montan una verdadera performance. Es decir, no entiendo por qué no le han cambiado el color al vestido de Michelle Obama, o le han puesto otro peinado, o han hecho que anunciara el premio ante las cataratas del Niágara, en vez de hacerlo en la Casa Blanca. Así, en vez de burda censura, estaríamos ante una creación artística. Pondré más ejemplos: de la foto de Stalin se retira a quienes cayeron en desgracia y se añade a Lenin contemplando desde el cielo lo que hace su sucesor. Dejaría de ser un simple borrado que no tuvo efecto alguno en la Historia porque esos personajes que un día estuvieron en el poder y al siguiente murieron o sufrieron destierro, no han desaparecido como quisieron algunos. Aborrezco la censura. Prefiero las performances.