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César Coca

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Ningún fin de semana sin música: ¿Qué tal un poco de Paganini?

La semana pasada teníamos  en este espacio la Rapsodia sobre un tema de Paganini y esta semana tenemos al mismo Paganini. Se trata de su Concierto para violín y orquesta Nº 1.

Paganini era guitarrista, violinista, compositor… Desde niño causaba sensación por su virtuosismo, pero pronto cayó en los vicios de algunos artistas. Se dice que con 16 años se emborrachaba cada día, y solo la acción de una benefactora lo salvó de morir joven.

Era un violinista extraordinario de estrafalario aspecto. Él divulgó de sí mismo el rumor de que había pactado con el diablo para tener su portentosa habilidad. Además, de muchas de sus obras no hacía partitura, para evitar que otros las aprendieran y tocaran.

Sus conciertos tenían mucho de circense. Llegaba a retirar una tras otra las cuerdas de su violín hasta quedar con una sola. Y así tocaba piezas de gran dificultad. Murió a los 57 años víctima de un cáncer y con una salud muy debilitada porque le habían recetado mercurio para tratar la sífilis, que era un mal muy frecuente en el siglo XIX.

Paganini compartía algo con Rachmaninov, además de la música que compuso el primero y sobre la que el segundo hizo una obra maravillosa: ambos tenían el Síndrome de Marfan. Una enfermedad muy rara que produce un alargamiento desproporcionado de brazos o piernas. Ambos tenían brazos largos y manos enormes. Eso facilita las cosas, aunque de poco sirve sin una técnica soberbia como la que poseías los dos.

Les dejo un fragmento del Concierto Nº 1 tocado por una violinista magnífica, Hilary Hahn. La acompaña la Sinfónica de la Radio Sueca, dirigida por Eiji Oue.