Ha muerto Fraga y se han escrito numerosas necrológicas sobre un personaje cuya trayectoria resume medio siglo largo de vida política española, con sus luces y sus sombras. Unas cuantas sombras, no nos vamos a engañar, y también algunas luces, y es mezquino no reconocerlo. Pero no quiero hablarles de ello, que ya otros lo han hecho con mucho más conocimiento.
Quería hacer una pequeña reflexión: Fraga publicó decenas de libros. Libros relacionados con la política, el derecho, la historia… Es decir, asuntos bien distintos de esas memorias tan queridas a los políticos, en las que normalmente se dedican a la autojustificación y a desviar hacia otros sus propios errores. Hay alguna ilustre excepción a esta norma general, pero ustedes saben perfectamente que es así en la gran mayoría de los casos.
Hago memoria y pienso en los líderes de los partidos con mayor presencia en la Transición: ya he citado a Fraga pero sigo. Santiago Carrillo había publicado ya entonces, y ha continuado posteriormente, un puñado de libros teorizando sobre el comunismo y la democracia. Eurocomunismo y Estado fue un texto de cabecera a finales de los setenta para una generación entera de españoles preocupados por la política. Enrique Tierno Galván, dirigente del PSP, luego fusionado con el PSOE, tenía una larga trayectoria académica a sus espaldas y había publicado también un puñado de títulos. Algo parecido sucedía con Peces Barba, Tamames, Irujo, Alzaga, Solana, Maravall y unos cuantos más, todos ellos en primera fila de sus partidos.
Pues bien, repasen un poco los liderazgos actuales y díganme, por favor, cuáles de ellos tienen una consistencia intelectual semejante. Quizá en su respuesta esté la clave, o una de las claves, de por qué nos van las cosas como nos van.