Ya hemos comentado algunas veces el uso que hace la publicidad de la música clásica. Hace unos días, en un anuncio (creo que de una marca de café, pero no me hagan mucho caso) escuché esta pieza. Se trata del segundo movimiento del Concierto para piano y orquesta Nº 23 de Mozart, que contiene una de las melodías más bellas que conozco.
He esocgido un vídeo que me llama mucho la atención: el intérprete es Vladimir Horowitz y tiene en ese momento 82 años. Se retiró no mucho después, tras una carrera larga y accidentada, porque estuvo alejado bastante tiempo de los escenarios por problemas relacionados con la depresión y la inseguridad. Pues bien, después de ver entrar en la sala de grabación al pianista, inesperademente frágil y muy envejecido (esa parte no está en este vídeo), se sienta al teclado y se transforma. Aquí lo ven en ese segundo movimiento mozartiano que en sus manos parece tan fácil como un juego de niños. Disfruten.