Los últimos datos relativos a la lectura y el sector editorial son deprimentes. La caída del 7% en los ingresos de este último es grave, pero con todo me parece menos relevante. Hay menores compras de las bibliotecas públicas, por efecto de la crisis, y existe un porcentaje de ventas que cada año sube o baja según se haya publicado un puñado de grandes best sellers o no. En 2010 parece que hubo pocos libros de ese tipo, y eso se nota en las ventas.

Creo que es mucho más negativo el dato de que los jóvenes vascos de 15 años son los que menos leen de España y están también a la cola de Europa y los países de la OCDE. Eso significa que algo se está haciendo muy mal en los hogares y en la escuela. Dado que en Euskadi vivimos en una comunidad con un nivel de renta medio-alto, sin problemas económicos en general para disponer de libros, con bibliotecas razonablemente buenas y librerías suficientes, si no se lee es porque nadie ha creado en los adolescentes el hábito de hacerlo. Incluso la necesidad de hacerlo.

Les decía que este dato me parece peor porque la evolución de las ventas del sector tiene componentes coyunturales que cambiarán de signo. Las bibliotecas comprarán más volúmenes en algún momento y la crisis pasará. También habrá años con más best sellers en el mercado. Pero, ¿qué va a suceder cuando estos muchachos que ahora tienen 15 años sean mayores y formen la edad central en la compra de libros? Me parece muy difícil que alguien que a los 15 no encuentra placer alguno en la lectura ni motivo para sumergirse en un libro más allá de la obligación académica (o de otro tipo, hay quien solo lee los libros de instrucciones de los electrodomésticos o el ordenador) sea un lector treinta años más tarde.

No quiero ni pensar en un mundo en el que se haya abandonado la lectura, pero constato desolado que hay muchas personas que no lo considerarían una pérdida. Todas esas personas que no leen.