Cada vez me gustan menos las multitudes, pero el pasado domingo sentí no haber formado parte de una. En la Bebelplatz de Berlín, el espacio delimitado por la avenida Unter den Linden, la Staatsoper, la catedral de Santa Eudivigis y la Universidad Humboldt (sí, ese lugar que ocupa un sitio en la historia negra de la cultura porque fue donde los nazis quemaron libros en 1933), se celebró el concierto anual llamado Staatsoper für Alle, un espectáculo gratuito al que acudieron 25.000 personas.

Los protagonistas del concierto fueron el director Daniel Barenboim, titular de la Staatsoper con carácter vitalicio, y la pianista china Yuja Wang. El programa estaba dedicado a Beethoven e incluía el Concierto para piano y orquesta Nº 5 Emperador y la Sinfonía Nº 5. Los críticos de los principales diarios berlineses han calificado de sensacional la función y se han deshecho en elogios hacia la joven pianista y el veterano director bonaerense.

Como les decía, me habría gustado estar allí. Y me da mucha envidia que se organicen esas cosas y que acuda un público masivo a disfrutar de ellas.

(El vídeo no sirve para escuchar nada. por supuesto. Solo lo pongo para que se hagan una idea de la multitud)