Javier Cercas ha ganado el premio Internazionale Salone del Libro, que se concede en Turín. Es la segunda edición y en la primera, el año pasado, recayó en Amos Oz. Es decir, que estamos ante un premio de postín desde sus inicios. Se trata de un galardón relativamente democrático, puesto que votan los asistentes al Salón del Libro de la ciudad: lo mismo los visitantes que los profesionales del sector. La votación se centra en tres candidatos que previamente ha elegido un jurado. Este año, los otros dos eran Assia Djebar y Anita Desai. Y en 2010, junto a Oz estaban Carlos Fuentes y Paul Auster.

Cercas consiguió una notoriedad que él mismo ha confesado inesperada con Soldados de Salamina, después de haber publicado varios libros que pasaron inadvertidos. Soldados rompió todas las marcas y con La velocidad de la luz, su siguiente obra, logró también magníficas ventas. Pero a mi juicio su mejor libro es Anatomía de un instante, donde funde la realidad con la literatura para recrear unas horas, las del golpe de Estado del 23-F, con una intensidad fuera de lo común.

Con sus últimos libros, Cercas ha demostrado que domina un terreno que ahora es el favorito de los lectores: el de una realidad muy trabajada, con gran aportación documental y con perspectivas nuevas sobre hechos conocidos, en la que actúan personajes reales más o menos literaturizados y otros ficticios pero tan verosímiles que a veces llegamos a pensar que existen o existieron. Creo que el éxito del cóctel está no solo en la forma de servirlo (el lenguaje, la técnica narrativa) sino también en las proporciones. Por eso Cercas tiene tanto éxito.