Unas cuantas iniciativas periodísticas que he visto en los últimos tiempos me han generado muchas dudas. Hoy voy a hablar de una reciente: la entrevista que Vanity Fair ha hecho a Charles Manson. Supongo que la conocen, pero por si acaso les resumo la cuestión. Charles Manson fue condenado a muerte por el asesinato de siete personas, entre ellas la actriz Sharon Tate, esposa de Roman Polanski y embarazada, hace 40 años. Uno de esos crímenes que dieron la vuelta al mundo por la celebridad de una de las víctimas y por su extrema crueldad.
La condena a muerte fue conmutada por la cadena perpetua, y Manson se pudre literalmente en la cárcel debido a esa pena. Pues bien, la revista Vanity Fair en su edición española ha conseguido una entrevista con Manson. Aquí vienen mis dudas. ¿Qué interés tiene lo que diga Manson? Si me fío del eco que ha tenido la exclusiva, no es poco, porque todos los medios han dado algo de la misma. Pero me planteo si ese mismo esfuerzo -el de buscar los medios para conseguir la entrevista- no habría estado mejor orientado si se hubiese volcado en otra persona. Y se me ocurren unas cuantas decenas de entrevistas muy difíciles de conseguir por lo escurridizo de los personajes y que con seguridad, de hacerse, tendrían un contenido mucho más interesante.
¿Por qué tenemos ese interés morboso en saber lo que piensa alguien que es conocido solo por haber matado a siete personas? ¿Por qué nos interesa más eso que lo que diga un premio Nobel, un activista de la paz, un artista, un matemático, un filósofo, un preso de conciencia…?