El domingo por la noche tendrá lugar una nueva ceremonia de entrega de los premios Goya. ¿Alguien podría responderme a unas cuantas preguntas?

1) Los premios Goya se dan de nuevo a una hora imposible. Parece que la Academia pretende que ya que los españoles están abandonando las salas de cine también se alejen de los premios. ¿Creen directores, actores, productores y demás agentes del sector audiovisual que la gente no madruga el lunes?

2) La imagen de la ministra de Cultura -la peor valorada del Gobierno, según el CIS, y no es fácil llegar a ese punto- junto a un presidente de la Academia que ya ha anunciado su dimisión no es precisamente la mejor promoción del cine español. ¿No ha pensado nadie en ello?

3) El cine español tuvo en 2010 el peor año de su historia moderna. Pero volverán a repartirse numerosos premios en categorías que interesan estrictamente a los pocos profesionales que a ello se dedican, con el efecto de alargar la ceremonia más allá de lo razonable. Da la impresión de que, a menos taquilla más películas en el escaparate de los Goya. ¿Para cuándo una reducción del número de premios y candidatos para adecuarlo al verdadero peso del cine español?

4) Los discursos suelen estar plagados de reclamaciones. Este año, a la vista de los resultados, deberían contener también algo de autocrítica. ¿La habrá?

5) ¿Cuándo se establecerá una norma que impida a quienes ocupan los cargos de más relieve en la Academia ser candidatos a los premios que la misma Academia concede? Si los principales premios se los llevan este año Álex de la Iglesia e Iciar Bollaín, será un poco patético.

6) ¿Podrá salvar Buenafuente una ceremonia que es tediosa por definición?