Ayer paseaba por la calle cuando vi a un conocido que es ministro de una religión monoteísta no cristiana. Tenía algo de tiempo libre porque había dejado a su alumnado disfrutando del segmento de ocio en el colegio, así que estuvimos hablando un rato, justo hasta que llegaron unas personas inmigrantes de varias razas diferente a la caucásica. Entonces me marché porque había quedado con unos amigos. Entramos en un bar, donde tomamos algunas bebidas procedentes de la destilación de la uva y comimos unos bocadillos hechos con pan y un embutido con carne de un mamífero artiodáctilo…

Iba a seguir mi relato, escrito con intención de hacer algo tan políticamente correcto que fuera leído por los inquisidores de todas las religiones y grupos sociales y no tuvieran objeción posible, no me vaya a suceder como el profesor que se ha visto enredado en una demanda judicial por explicar cómo el clima de Trévelez es muy bueno para curar jamones… En España están pasando cosas que serían incomprensibles hasta para los surrealistas.