Daniel Barenboim regresa al grupo Universal Music, más concretamente a los sellos Deutsche Grammophon y Decca, con quienes ha firmado un importante contrato. No es nuevo en esa casa. Barenboim ya fue uno de los artistas estrella de Deutsche Grammophon, para quien grabó un puñado de discos. En mi discoteca particular están un álbum doble con las Canciones sin palabras de Mendelssohn, obras de Saint-Saëns con la Orquesta de París, los Nocturnos de Chopin y unos cuantos más.

Sin embargo, ni es el sello para el que más ha trabajado ni seguramente el que tiene sus mejores grabaciones. Hay que recordar que en su juventud el pianista y director hizo muchos discos para EMI (numerosos conciertos de Mozart, las sonatas de Beethoven…) y tras su paso por DG recaló en Warner, donde publicó el ciclo de las sinfonías de Beethoven, mucho Bruckner y Mahler, muchísimo Wagner, los conciertos de Mozart de nuevo, y hasta obras tan infrecuentes como alguna sinfonía de Furtwängler.

En su regreso a Universal, comenzará por Chopin: obras para piano solo y los dos conciertos. También grabará Liszt (también los conciertos y piezas para piano), sinfonías de Chaikovski y Bruckner y… un nuevo ciclo con las sinfonías de Beethoven dirigiendo la West-Eastern Divan Orchestra.

A estas alturas, y tal y como está el mercado discográfico, es inútil hacer un pronóstico sobre el atractivo que tendrán esos cedés para los aficionados. Debería ser bastante, mucho incluso, pero quién sabe. En cualquier caso, el de Barenboim es con seguridad el fichaje del año en el ámbito musical.