Hay palabras que parecen olvidadas y se ponen de moda de manera inesperada. Otras que parecía no usar nadie de pronto se ven y se oyen en todas partes. Y luego están los neologismos. Los términos que se ponen en uso y nos hacen preguntarnos cómo hemos podido vivir tantos años sin ellos.
Traigo ante ustedes tres ejemplos. Evento. La palabra de moda entre los jóvenes. Te invito a este evento. Están organizando un evento. ¿Vas a ir a ese evento? ¿Alguien usaba esa palabra hace cuatro años sin temor a que lo llamaran cursi? Ahora es común, aunque me temo que con un sentido que la Academia acepta como propio de algunos países latinoamericanos.
¿Qué me dicen de bizarro? Hace tres o cuatro años, el 99% de la población española no sabía su significado. No es que fuese cursi usarla, es que intercalarla en una frase generaba miradas de incomprensión por parte de nuestros interlocutores. Ahora se habla de rock bizarro, de artista bizarro, de futbolista bizarro. Tan normal.
Pero el récord del término extraño se lo lleva emprendizaje. Un invento, porque la palabra no está admitida por la RAE. Cumple la condición básica para tener éxito entre los políticos: tiene muchas sílabas. Y no es fácil de pronunciar. Así que lleva camino de conquistar el estrellato. Por cierto, ¿por qué no usar iniciativa?
En definitiva, quedan ustedes invitados a un evento bizarro sobre emprendizaje.