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César Coca

Divergencias

Un tiempo para no pensar (¿o sí?)

Las películas que pueden verse en las salas de cine durante los meses de julio y agosto suelen ser de evasión. Ya, como las del resto del año, pero aún más en este período. Los libros que la gente lee en la playa abundan en tramas policíacas y aventuras diversas. La música del verano es la más crudamente comercial. ¿Es el verano un tiempo para pensar lo menos posible y dejarse llevar por el goce de los sentidos?

Me llama la atención que quienes más insisten en que leen libros que no les hagan pensar o ven películas del mismo tono sean las personas que en general se dan a la lectura y el cine más fáciles también el resto del año. Pero creo que en el fondo del argumento hay algo de razón. Está bien darse a lo ligero durante un tiempo. No se puede ser sublime (ni aspirar a ello) todo el tiempo. Así que no pasa nada por meterse entre pecho y espalda un best seller o mover el esqueleto al ritmo de esa canción infumable que no para de sonar en las playas. Ya llegará el otoño.

(Conviene relativizar las cosas. Por eso les dejo esta canción. Una hermosa canción: Dust in the wind, de Kansas).

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