Esta noche se han conocido los premios Grammy. Parece mentira que el sector discográfico esté como está y sin embargo las categorías en las que conceden premios son tantas que parecen corresponder a un momento de euforia en las ventas. Les aseguro que hay algunas en las que no sería capaz de dar un solo nombre de artista que se dedicara a ello.

Vayamos a la música clásica, en la que no suelen detenerse quienes hacen los habituales análisis de estos premios. El disco ganador ha sido sin duda el álbum doble que recoge la Sinfonía Nº 8 de Mahler y el Adagio de su Sinfonía Nº 10, con la Sinfónica de San Francisco, dirigida por Michael Tilson-Thomas. Se ha llevado los galardones al Álbum del Año, Mejor Interpretación Coral y Mejor Ingeniería de Sonido.

Otros premios importantes se los han llevado Evgeny Kissin, por su grabación de los conciertos 2 y 3 de Prokofiev, con Ashkenazy en el podio y la Philharmonia Orch.; el disco de Arias titulado ‘Verismo’ por Renée Fleming; el Emerson String Quartet y su ‘Intimate Letters’; la grabación del ‘Billy Budd’ de Britten a cargo de Daniel Harding con la London Symphony; y el ‘Dafnis y Cloe’ de Ravel, con James Levine al frente de la Boston Symphony.

La presencia de solistas, directores y, sobre todo, orquestas estadounidenses es tan elevada como en años anteriores. Supongo que los músicos y las orquestas europeas juegan siempre en terreno contrario y por eso se llevan tan pocos galardones. Pero es lo que hay.