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César Coca

Divergencias

Música fúnebre

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Se acerca del Día de Difuntos. En muchos lugares hay tradiciones interesantísimas desde el punto de vista antropológico. Estoy pensando en las concentraciones en los cementerios en algunas localidades de México. Hace muchos años tuve la oportunidad de estar el día 31 de octubre en Cuernavaca y vi cómo los habitantes de la ciudad, por centenares, acudían al cementerio a adecentarlo y se instalaban puestos de comida y bebida a la entrada del camposanto. Me acordé del protagonista de Bajo el volcán, la fantástica novela de Malcolm Lowry.

Yo quería comentar algo a propósito de la música de difuntos. Hay obras impresionantes, réquiems que mueven a la resignación y la serenidad, otros mucho más dramáticos, y música no estrictamente ligada a ceremonias religiosas pero relacionada con el tránsito final. Voy a señalar algunas de mis favoritas, a ver qué les parecen. Y les ruego que añadan sus preferencias.

1) Requiem, de Mozart. Inexplicable con palabras. Serenidad, resignación, drama, dolor, grandiosidad. Todo junto en una de las cumbres de la cultura (pueden escuchar algunos fragmentos aquí).

2) Marcha fúnebre de la Sinfonía Heroica, de Beethoven. Serena, verdaderamente heroica. Beethoven doliente y digno ante la muerte (suena aquí).

3) Primer movimiento de la Sinfonía Nº 5 de Mahler. Mucho más agitada que las anteriores, con una rebeldía mayor ante la Parca (aquí).

4) Pavana para una infanta difunta, de Ravel. Tristeza, serenidad, dolor contenido. Un Ravel menos colorista que de ordinario y más profundo (pueden escucharla aquí).

¿Cuáles añadirían a esta lista?

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