Quizá ustedes no sepan que Víctor Saltero no existe. Es el seudónimo de alguien que al parecer no tiene problemas económicos. Su libro anterior, Sucedió en el AVE, fue calificado por su editorial de best seller, aunque yo no conozco a nadie que lo haya leído. Los pocos críticos que se detuvieron en él sencillamente lo destrozaron. Y de best seller parece que tampoco tuvo tanto. Se habla de cifras bastante más modestas que todo eso.
A mí todo esto me huele a la idea de alguien más bien rico, seguramente famoso por sus actividades profesionales, que tiene un punto de vanidad literaria y se ha montado su propia editorial para publicar y promocionar su libro como le venga en gana. Sólo así se explica el dispendio en publicidad.