Por suerte no fue así. Pero me llaman la atención dos cosas. Primera, lo habilidoso que es el dueño de la editorial: premia a dos colaboradores de Prisa-Sogecable y de esta forma la promoción de ambos libros le sale bien barata. Esta mañana, en la SER, Boris reclamaba a gritos un reportaje amplio en El País Semanal. “O hacen una road movie con nuestra gira de promoción o es que no tienen ni idea…”, decía, bastante sobrado a mi juicio. Témanse lo peor: interminables reportajes en El País, entrevistas en la SER y Cuatro, promoción a todas horas en CNN +…
La segunda cosa que me llama la atención es que alguien que se ha hecho famoso enseñando el culo ante una audiencia millonaria se considere escritor. O que muchos de sus posibles lectores entiendan que lo es. ¿Se imaginan ustedes a Marsé enseñando el culo? ¿O a Javier Marías? ¿Ana María Matute? ¿Vargas Llosa? ¿Alguna vez se le pasó por la imaginación a Virginia Wolf hacer lo propio? ¿O a Carmen Martín Gaite? Extraño país este que premia de esta forma a alguien así. Y tampoco me olvido de que Lucía Etxebarría tuvo uno de sus momentos de gloria con una fotografía en top less en una revista de gran tirada. Repito, extraño, muy extraño país el que eleva a la gloria a escritores con ese afán de exhibicionismo anatómico.