No sé si es una casualidad, pero me ha llamado la atención. En apenas unos meses han aparecido dos novelas que giran en torno a personajes importantes de la música clásica: El coleccionista de sonidos, de Fernando Trías de Bes, cuenta la peripecia de un cantante capaz de emitir un sonido sin igual, en tiempos de Wagner. La ópera secreta, de Javier Urzay, acaba de salir y tiene como personaje central nada menos que a Mozart y como motivo La flauta mágica. Hay algo más que une a ambos libros: están escritos no por novelistas profesionales, sino por… economistas. ¿Habrá alguna razón especial para que quienes se mueven todo el día entre dinero tengan esa afición a combinar literatura y música en sus ratos libres? Y que conste que yo se lo agradezco.
No sé si es una casualidad, pero me ha llamado la atención. En apenas unos meses han aparecido dos novelas que giran en torno a personajes importantes de la música clásica: El coleccionista de sonidos, de Fernando Trías de Bes, cuenta la peripecia de un cantante capaz de emitir un sonido sin igual, en tiempos de Wagner. La ópera secreta, de Javier Urzay, acaba de salir y tiene como personaje central nada menos que a Mozart y como motivo La flauta mágica. Hay algo más que une a ambos libros: están escritos no por novelistas profesionales, sino por… economistas. ¿Habrá alguna razón especial para que quienes se mueven todo el día entre dinero tengan esa afición a combinar literatura y música en sus ratos libres? Y que conste que yo se lo agradezco.