>

Blogs

César Coca

Divergencias

Recordar (en exceso) lo apenas vivido

borges5_01.jpg

José María Romera habla en su página de hoy en este periódico de un tema que me ha hecho pensar: ahora hacemos tantas fotos, cuando estamos de viaje y en nuestra vida cotidiana, que va a llegar un momento -si no ha sucedido ya- en que renunciemos al goce de estar en determinados lugares o vivir tal o cual acontecimiento porque preferiremos registrarlo con nuestra cámara. Se supone que lo hacemos para poder recordarlo luego. Tampoco estoy seguro de que recordemos de la misma forma lo que hemos visto con detenimiento que lo percibido a través de un visor. Pero aunque fuera así, sigo sin entenderlo demasiado.

Antes, volvíamos de un viaje de una semana con nuestros dos o tres rollos de 36 fotos completos, las colocábamos en el álbum y de vez en cuando lo sacábamos para recordar el viaje. Verlas y comentarlas nos llevaba una hora, como mucho. Ahora, repasar los centenares o miles de fotos que hacemos en las mismas circunstancias nos lleva muchísimo tiempo. Tanto que o no volvemos a verlas más o si lo hacemos emplearemos una bonita tarde de sábado o domingo. Es decir, dejaremos de vivir por recordar lo malvivido. ¿No les suena a Funes el memorioso (el cuento completo aquí), aquel personaje de Borges capaz de recordar cada segundo de su existencia, de manera que para revivir sus primeros 20 años necesitaba otros 20, pero para entonces ya había cumplido 40 y tenía 20 nuevos años para rememorar, y así hasta su muerte?

Temas