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César Coca

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Villalonga, el sincero

Ayer falleció José Luis de Villalonga. Escritor, actor, biógrafo real, compañero de viaje de seres de toda ralea, Grande de España, y, por encima de todo, personaje. Al final de su vida, sólo un personaje decadente que tras representar cierta imagen de aristócrata acabó sumergido en el lodo de lo ‘friki’. Pasó de trabajar con Berlanga a ‘Hostal Royal Manzanares’.Comenzó con Blake Edwards en ‘Desayuno con Diamantes’ y terminó en ‘Salsa rosa’.

No quisiera hacer una caricatura de Villalonga pero recuerdo un par de artículos periodísticos que publicó hace unos años. Uno era un estudio comparativo sobre si es más elegante fumar puros o esnifar cocaína. Villalonga se decantaba por lo primero. El segundo texto denunciaba una extraña conjura para derrocar al Rey y acabar con la monarquía en España. Al parecer, era cierta.

Luego escribió su autobiografía, las ‘Memorias no autorizadas’. Son unos libros bizarros que a veces ponen la carne de gallina. A Villalonga no le importa en absoluto retratarse como un vividor sin ningún tipo de escrúpulos. Confiesa que su padre, el marqués de Castelvel, le obligó durante la Guerra Civil a formar parte de un pelotón de fusilamiento en Mondragón para que ‘se hiciera un hombre’. Y también cuenta que su propio progenitor juró venganza tras ver cómo los milicianos habían saqueado su villa de Cataluña y robado todos sus zapatos. Hizo una lista con todo el calzado perdido y se puso a fusilar a un ‘rojo’ por cada  pieza que le faltaba. Y tenía cientos de zapatos.

En los libros describe, entre otras cosas, una noche en la que él y unos amigos golfos sudamericanos -creo que uno era Porfirio Rubirosa- drogaron a unas jóvenes norteamericanas para ya saben qué. Explica los engaños que utilizaba para entrevistar a grandes personajes como De Gaulle. O detalla el desprecio que sentía hacia alguno de sus hijos. Era un inmoral y lo confiesa.

Creo que ese era la baza que jugaba Villalonga. Solía decir la verdad -casi siempre por dinero- y eso es algo que muy pocas personas se atreven a hacer.

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