En no recuerdo qué capítulo, Homer Simpson le transmite a Bart un consejo que, según su criterio, le permitirá salir de cualquier lío en el que se vea atrapado:
– «Recuerda estas tres frases, hijo: Yo no he sido. Yo no estaba allí. Ha sido un extranjero».
El consejo de Homer parece sacado de la introducción al ‘Manual del Político I’, porque es la fórmula a la que tarde o temprano se acogen los responsables de cualquier gobierno cuando tienen que enfrentarse al más mínimo problema. Cuando Rosa Regás se ha visto sumergida en la polémica que ha terminado con su dimisión al frente de la Biblioteca Nacional se ha aferrado al plan Homer sin dudarlo. Quizás de un escritor se podría haber esperado una salida más original. Terminar culpando de su salida al machismo de la sociedad es algo difícil de entender en un momento en el que se ve en la picota tanto por sus actuaciones como por el rocambolesco robo de los mapas de Ptolomeo.
Como me recordaba Cesar, los últimos Gobiernos del PP y del PSOE han elegido para estos puestos a personajes públicos vinculados a la cultura -sin duda grandes escritores o poetas- pero con escasas referencias como gestores. Además, de una forma u otra, han acabado salpicados por la polémica. Luis Racionero fue acusado de plagio a la par que se sentaba en su despacho en la Biblioteca Nacional. Algo parecido sucedió anteriormente con Luis Alberto de Cuenca, primero director de la BNE y luego secretario de Estado de Cultura. En estos casos siempre me pregunto: ¿para qué quiere un Gobierno la cultura?».