>

Blogs

César Coca

Divergencias

¿Quién lo tiene más grande?

La exposición que se acaba de inaugurar en el Guggenheim sobre Anselm Kiefer es, sin dida, una de esas en las que el ojo disfruta,
se lo pasa bien, de las que uno sale contento por haberla visto. O sea,
para no perdérsela. Claro que a uno también le da qué pensar. Y lo digo
por el tamaño. Germano Celant, el comisario, celebró la altura
-literal- de la obra de Kiefer que se ha colocado en el atrio: 15
metros. Ahí es nada. Y añadió: “Quince por ahora, quién sabe si dentro de poco serán 20”.
Sonaba como a plusmarca mundial en las Olimpiadas. O una competición por ver quién lo tiene o lo hace más grande.
Ya lo dice la audioguía que dan en el Guggenheim: “El arte
contemporáneo es grande, a veces enorme”. Siempre que lo escucho me
viene a la cabeza el primer disco de la Orquesta Mondragón, en el que Javier Gurruchaga cantaba: ‘Cómo es, cómo esss…’.
Para mí que el arte espectacular juega con ventaja. Lo díficil
es hacer una fotografía pequeña de gran calidad y emoción. Si la
presentas en un formato de un metro cuadrado, seguro que gana. Lo mismo
pasa con la pintura. Desde el neoexpresionismo de los ochenta,
movimiento en el que se podría integrar a Kiefer, se ha abusado del
tamaño. Esos cuadros monumentales son un espectáculo ya por su propia magnitud.
Los pintores de tablas flamencas sin duda lo tenían más difícil. Yo
sólo pregunto: ¿Es estrictamente necesario, desde un punto de vista
artístico, que los cuadros de Kiefer sean tan grandes?

Temas