Lo leí el otro día y al parecer lo dijo un renombrado escritor gallego
mientras presentaba su última novela: “Hay un pacto de silencio sobre
la Guerra Civil”. Y debería haber añadido: “Y yo he venido a romperlo
con mi novela”. Pura publicidad, puro escaparate, que dejo como adivinanza para que los inteligentes lectores de este blog lo averigüen.
No voy a entrar en discusiones políticas ni personales. Sólo voy a tratar el tema desde un punto de vista estrictamente lógico. Porque el que suelta esa perla parece no tener en cuenta los miles de hojas que se publican cada semana sobre la Guerra Civil.
O no va a las librerías. Si actualmente existe un dictadura editorial
en el campo de la historia, ésa es la de la Guerra del 36, antes y
después. Ya puede tener uno un libro alucinante sobre el País Vasco en
el siglo XVIII, que seguramente se lo publicarán con suerte en alguna
editorial pequeña. Ahora, si alguien tiene un cruce de cartas entre un
soldado y su novia, aderezada con un desenlace fatal, que vaya
redactando un contrato a su gusto, que se lo firmarán. Incluso se ha
publicado un libro con las recetas del cocinero de Azaña.
El caso es que este alud viene años después de que los historiadores
llegaran a una versión consensuada de lo que ocurrió y por qué ocurrió.
Cabe añadir que ese consenso fue sobre todo obra de los historiadores liberales y progresistas. Lo del revisionismo ha sido aquí una mera anécdota con más o menos ruido.
Sin embargo, la Guerra Civil vuelve, con aplastante mayoría de los
refritos apresurados para consumo rápido sobre las investigaciones.
¿Alguien sabe decirme por qué?
P.S. Un libro verdaderamente interesante sobre la Guerra: el que
han editado Pablo Martín Aceña y Elena Martínez Ruiz para la editorial
Marcial Pons, titulado ‘La economía de la guerra civil’. Con números,
tablas, artículos sobre los transportes y las comunicaciones, sobre las
relaciones económicas internacionales, un libro del que se aprende. Que
no es poco.