Pues bien, voy a seguir la estela de Leguina. Los sucesores de quienes
contrataron para escribir música para los oficios religiosos a Bach,
Palestrina, Vivaldi, Mozart, Haydn, Bruckner, Beethoven, Messiaen y
otros, han contado para la visita del Papa a Valencia con José María Cano.
Todavía no salgo de mi asombro: en el mismo acto sonaron Haendel… y
Cano. Como si estuvieran a la misma altura. Una última maldad: ¿sabe
alguien en el arzobispado de Valencia que Cano es el autor de la
canción Mujer contra mujer? Dicho de otra forma,
el autor de una canción que exalta el amor homosexual hizo música para
una ceremonia donde el Papa defendió la familia tradicional.
¿No debería dimitir alguien? En absoluto lo digo porque me parezca mal
que se exalte el amor entre dos mujeres (tan respetable como el que
más), sino porque hay una falta evidente de coherencia. Y por contar
con la música de Cano para una ceremonia así. Como si no
hubiese grandes compositores españoles católicos a quienes encargar un
‘padre nuestro’. Halffter, por ejemplo.