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César Coca

Divergencias

Mankell, los perdedores y las mujeres

Que un policía tenga esa ya clásica pose de perdedor en cuestiones personales es algo que a mí siempre me ha enternecido. Quizá por eso me gusta más el Kurt Wallander de Henning Mankell que el Brunetti de Donna Leon,
por citar a los dos que ahora mismo se comen más trozo de pastel. De
Brunetti me gusta su lógica, pero su vida personal es demasiado amable
o blanca como para figurar en un novela negra.
    Ahora Mankell ha decidido hacer a una chica de cerca
de treinta años, Linda Wallander, la protagonista de sus novelas. Es la
hija del ya mítico Kurt. La tía no se corta un pelo y ella mismo dice, en ‘Antes de que hiele’, el libro que ha salido hoy, que tiene una boca sucia y despendolada.
    Pero no es lo mismo. Una mujer, por naturaleza,
tiene más sentido común y vive peor con el desequilibrio que un hombre
(espero que Anna Caballé no me meta en siguiente edición de la historia
de la misoginia por este comentario) . Una mujer policía o detective no puede ser encarnar a un miserable en lo personal
que se crece ante el trabajo. Con esto no digo que las grandes
detectives de ahora sean aburridas. Sólo digo que han aportado un punto
de normalidad a la novela negra. Pasa con Kinsy Millhone, la de Sue Grafton, divorciada, sí, y con problemas cotidianos, como tantas otras en Estados Unidos. Y pasa también con Petra Delicado, el maravilloso personaje de Alicia Giménez Bartlett.
    De momento, Linda Wallander pasa la prueba. Veremos si Mankell es capaz de mantener el personaje a la altura de su padre Kurt.

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