Todos los años nos hacemos la misma pregunta. ¿Merece la pena ir al mercado por adelantado y congelar los productos para las comidas navideñas? En el pasado hubo años en los que hacer la compra de Navidad el mismo día era una locura, porque había largas colas, los productos era caros y la calidad baja. Además, como ocurre en todas partes, algunos listillos hacían su agosto. En aquella época sí merecía la pena congelar pescados y carnes, sobre todo el cordero. Pero las cosas han cambiado mucho. Exceptuando productos como el besugo, las angulas y los percebes -que son capítulo aparte por su escasez-, los pescados y mariscos apenas aumentan su precio en Navidad. El resto de alimentos prácticamente mantienen un precio estable. Por eso no soy partidario de congelar, ya que me parece un trabajo inutil. Recomiendo comprar uno o dos días antes de Nochebuena, porque disponemos de frigoríficos extraordinarios y no tenemos problemas de conservación. De ese modo la compra navideña se hace de manera lógica y fácil. Ya sabéis: sin agobios y a disfrutar de ella.