“Nuestra única defensa contra la muerte es el amor”, dijo en una ocasión José Saramago, a quien no sólo el amor le ayudó a combatir esa muerte que se lo llevó hoy, a los 87 años. También lo hicieron las numerosas novelas que escribió a lo largo de su vida y que fueron reconocidas con el Premio Nobel en 1998. De origen humilde, Saramago se dedicó a la literatura porque no le gustaba el mundo donde le tocó vivir. Sus novelas encierran reflexiones sobre algunos de los principales problemas del ser humano; hacen pensar al lector, lo estremecen y conmueven. Sus personajes están llenos de dignidad. (+info)
Caricatura publicada en Territorios 1997