No se me ocurren muchos debuts que me hayan impresionado tanto como el de El Lobo en tu Puerta. Aquella mutación brutal que le salió al blues en 2015 acabó en mi minilista de lo mejor del año y sigue monstruosamente viva en mi reproductor de emepetreses, porque pocas cosas hay mejores que ir andando por la calle y que te empiecen a sonar 17 o Manny Pacquiao, aunque tengas que hacer un esfuerzo de contención y autodisciplina para no aporrear en la cabeza a los demás peatones. El trío de Chiclana se ha tomado las cosas con tranquilidad, en ese entorno suyo de descampados, cobertizos y neumáticos viejos (eso sí que es una estética poderosa y alternativa, ya ven la foto), y ha tardado un par de años en dar continuación a aquel discazo intenso y viciado con otro discazo intenso y viciado, hermosamente titulado Bestias del sur salvaje. No soy muy amigo de las notas de prensa, pero la suya lo clava al decir que su debut era más Black Sabbath y este es más MC5: los lobos han replegado algunos de sus tentáculos, como los que hurgaban en Rage Against The Machine y metían mano a los propios Sabbath, y se han centrado en un sonido más tradicional a su manera taradita, más blusero y rocanrolero, pero con esa actitud suya de convertir cualquier elemento de una canción en una animalada. ¡Si hasta la voz suena eléctrica!
Yo no sé a qué esperan los amigos promotores para traer por aquí arriba a estos tipos de una vez, para que procedan a la demolición de algún local hostelero. Tampoco sé qué tema seleccionar como muestra, porque me gustan todos, así que ahí les va el disco entero. ¡Vaya semana andaluza llevamos!