El trabajo de verdad me ha obligado a escuchar algunas de las canciones que más están sonando este verano. A lo mejor les parece mentira, pero la mayoría no habían pasado aún por mis oídos: quitando la lambada de Jennifer López con Pitbull y el ritmo de la noche de Coldplay, creo que todo me resultaba desconocido, en ocasiones agradablemente desconocido. Ni siquiera tenía noción de la existencia de Danza kuduro, el tema que lanzaron el año pasado Don Omar y Lucenzo, que se ha vuelto a poner de moda y, según me relatan los compañeros que siguen saliendo y bebiendo y bailando, suena en todas las fiestas populares e incluso en alguna muy impopular.
El caso es que, ya que estaba con kuduro, me ha dado por explorar en Spotify y YouTube un poco más de este ritmo de origen angoleño, que solo conocía por lo que puedan tomar de él Buraka Som Sistema. Y por eso tenemos esta canción de la semana tan atípica: el kuduro -que, sí, quiere decir culo duro– es una cosa trepidante, agotadora en su urgencia rítmica, y la verdad es que está muy bien si no se tienen prejuicios tontos contra estas cosas. Uno de los artistas más populares es nuestro protagonista de hoy, Costuleta, un hombre que perdió una pierna a los 14 años en un accidente de tráfico pero sigue bailando con ganas, gracia y cadencia sexual. Nació en Angola, vive en Portugal y este fue su primer sencillo, editado hace ya unos cuantos años. Desde luego, me gusta más que cualquier candidato a canción del verano de este año.