Mucha gente aprovecha este puente para adornar el árbol de Navidad, colocar voluntariosamente el belén con musguillo y ríos de Albal o pegar espumillones con celo en las molduras del techo. Muchas veces el resultado es más bien penoso, seamos sinceros, pero la inmensa mayoría de la población repite año tras año las mismas estrategias de decoración navideña: es más, suelen utilizar exactamente los mismos elementos, que permanecen el resto del tiempo acumulando polvo dentro (¡o encima!) de un armario. El Playboy trae ideas frescas, y no se asusten, que no se trata de bolas navideñas con pezón ni de estrellas con mecanismo vibratorio, sino de una entrevista a Helena Bonham Carter en la que explica cómo viste la casa su despeinado amorcito Tim Burton: “Decora el árbol de Navidad con niños muertos, bolas viscosas y cosas así. Desde lejos parece precioso, reluciente, pero a medida que te acercas te das cuenta de que es bastante sangriento”.
En vez de compartir residencia, la pareja vive puerta con puerta, con una clara diferencia de estilos: “Mi casa parece de Beatrix Potter. Él tiene Oompa-Loompas muertos (los enanos de Charlie y la fábrica de chocolate) y multicolores lámparas marcianas de fibra de vidrio”. Y Bonham Carter admite que el hijo de ambos, que ahora tiene cuatro años, puede sentirse un poco extraviado en algún momento: “Probablemente querrá unos padres y tendrá que buscar en otra parte”. Venga ya, que el pequeño Billy se lo debe de pasar bomba: los demás niños, y eso con mucha suerte, tienen que conformarse con ahorcar un Papá Noel del balcón.