Jamás he escuchado ninguna obra completa de Karlheinz Stockhausen, y, sin embargo, creo que es uno de los creadores a quienes más he oído (o leído) mencionar como referencia. Algunos artistas adoran citar al compositor alemán, fallecido el miércoles a los 79 años, ya que así creen demostrar que han alcanzado la última frontera, que han avanzado en su concepción de la música hasta dejar atrás todo lo relacionado con el disfrute, que son -en definitiva- unos tipos pasadísimos de rosca. Y, sin embargo, sospecho que bastantes lo nombran sin conocer de su obra y su vida más que tres vaguedades, lo mismo que yo: que es un pionero de la música electrónica, que tiene una obra para ‘cuarteto de cuerda y cuatro helicópteros’ y que es responsable de una monumental boutade relacionada con el atentado de las Torres Gemelas, al haberse referido a él como “la máxima obra de arte”. Ah, también sé que en su momento alabó los primeros trabajos de Franco Battiato, pero eso no viene mucho al caso.
Y no hablo de artistas de la llamada música culta, sino de rockeros y, sobre todo, de gente del mundo de la electrónica. ¡Si hasta lo llevaron al Sónar barcelonés en 2002! En un MySpace dedicado al compositor, que supongo será obra de algún fan, aparecen enumerados sus admiradores más populares: Anthony Braxton, Can, los Beatles (dicen, por cierto, que el que escuchaba a Stockhausen era McCartney, ahí donde lo ven tan tierno), Kraftwerk, Coil, Björk, Sonic Youth, Miles Davis, Frank Zappa y Herbie Hancock. Lo malo es que a todos estos hay que añadir cientos de diletantes que trataban de apuntalar con el imponente apellido de Stockhausen sus ocurrencias ruidistas, no sé yo si con mucho fundamento. ¿Y ustedes qué, han escuchado mucho a Stockhausen?