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Lamentable estado de la cabaña de La Hoya, en Lunada

La semana pasada me di un paseo por las soledades del circo de Lunada, Espinosa de los Monteros, en Burgos. El día estaba metido en niebla y agua, razón por la que decidí subir hacia el collado del mirador del Bernacho.

Las nuevas pistas me facilitaron una marcha en la que pude apreciar que los viejos caminos pasiegos están a punto de desaparecer engullidos por los brezales y las argomas. Fui superando vallas, algunos prados de siega y cabañas rehabilitadas hasta que desde el pequeño alto, que en tiempos pasados superábamos con esquís, divisamos la cabaña nórdica que se alza en el paraje desde finales de los ¿70? la memoria me juega malas pasadas.

De lejos parecía en buen estado. Me quise engañar, porque sabía por excursiones anteriores que estaba deteriorada, pero a medida que me fui acercando pude constatar los destrozos. La puerta reventada y repuesta, la ventana trasera arrancada y dos grandes agujeros en el tejado por donde se colaba la nieve no dejaban lugar a dudas. Se la han cargado.

Los autores de los destrozos no pudieron venir de muy lejos. Habría que buscarlos en las cabañas de los alrededores, porque me consta que ha sido romper por fastidiar. Dentro, salvo algún esquí pasado de moda, la estufa y las literas, poco había que robar.

Unos sacos en los que voluntarios bienintencionados habían amontonado parte de los escombros indican que han tratado de reparar los destrozos, pero sin continuidad. Una verdadera pena, como la que supongo que le dará a mi amigo Mario Ruiz Opitz, de quien fue la idea de construirla en un paraje idílico, ideal para la práctica del esquí nórdico.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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