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Anje Ribera

Música callada

Leo Sayer – More than I can say (Más de lo que puedo decir)

Sonny Curtis y Jerry Allison, miembros de The Crickets, la banda de acompañamiento del mítico Buddy Holly, escribieron ‘ More than I can say’ a finales de la década de los cincuenta. No fue una canción bien acogida por su discográfica. Se grabó en 1959, pero se desechó desde el principio y pasó a reposar en el fondo de un cajón.

La muerte de Holly en un accidente de aviación dejó huérfanos a The Crickets, que se vieron obligados a seguir en solitario su carrera. Fue entonces cuando recuperaron la canción que hoy analizamos. Salió al mercado en 1960, sin mayor éxito. Ni siquiera consiguió clasificarse entre las primeras cuarenta plazas del hit parade estadounidense.

Pero, por esos caprichos de la vida imposibles de explicar, dos décadas después, concretamente en 1980, el cantautor británico Leo Sayer quiso dar su visión de esta obra y la convirtió en uno de los grandes éxitos del milenio pasado. Arrasó en todo el mundo el año en que se publicó y, como ocurrió en España, en el siguiente ejercicio. Fue un rotundo éxito, manteniéndose cinco semanas en el número dos de la lista Billboard. Igual posición alcanzó en la lista británica. Por supuesto, fue disco de oro.

Sayer, que ya gozaba de un reconocido prestigio en el mundo del pop de ambos lados del Atlántico, quería dar un giro a su carrera mediante un disco que realizara nuevas lecturas de éxitos antiguos. En ello estaba cuando una mañana vio en televisión un anuncio en el que aparecía la canción –en versión de Bobby Vee– a la que hoy nos referimos. «Entré en una tienda por la tarde, compré el disco y la grabé esa misma noche», declaró hace un tiempo a una revista especializada.

‘More than I can say’ es de esas composiciones que pretenden dejarnos claro que a veces las palabras no bastan para expresar nuestros sentimientos. Se quedan cortas. Ocurre casi siempre cuando tratamos de describir el amor. «Te quiero más de lo que te puedo decir», podría ser la frase que resume esta filosofía.

Esta canción también ha inspirado, según sostienen algunos críticos, a Police, que incluyó alguna de sus notas en la parte del coro de ‘Every breath you take’, publicada un par de años más tarde que la ‘More than I can say’ de Sayer.

Oh, oh, oh, oh, sí
te quiero más de lo que puedo decir
te querré el doble mañana
oh, te quiero más de lo que puedo decir

Te echo de menos cada día
¿por qué la vida tiene que estar llena de tristeza?
te quiero más de lo que puedo decir
¿por qué no sabes que te necesito demasiado?

Ah, ¡vamos, dímelo por favor, lo tengo que saber!
¿quieres hacerme llorar?
¿soy yo tan sólo otro chico más?

Oh, oh, oh, oh, sí
te quiero más de lo que puedo decir
te querré el doble mañana

Oh, te quiero más de lo que puedo decir
te quiero más de lo que te puedo decir
te quiero más de lo que te puedo decir.

VERSIONES

Obligado es fijarse en primer lugar en la interpretación primitiva de ‘More than I can say’, obra de THE CRICKETS. Deliciosa.

Tampoco está mal la revisión firmada en 1961 por BOBBY VEE, al que también hemos hecho referencia más arriba. Producto típicamente melódico para las adolescentes de los sesenta.

El veterano grupo de pop-rock británico THE SHADOWS realizó una versión instrumental en 1981.

Los mexicanos de LOS BABY’S la tradujeron al castellano bajo el título ‘Vives en mi ser’.

También Bobbysocks!, Sammy Kershaw, June Lodge, Lawrence Ng Wai Kok, Mark Haze o Dozi & Ghapi incorporaron ‘More than I can say’ a su repertorio.

La carrera del británico LEO SAYER (Shoreham, 1948) comenzó en los sesenta, década en la que corrió grandes riesgos para triunfar. Llegó incluso a disfrazarse de payaso para actuar en la calle. El éxito le llegó a mediados de los setenta a base de baladas, pasó al olvidó a finales de la década con la irrupción del pop y volvió a la actualidad en los ochenta.

Sus inicios, aún en época escolar, bebieron de la influencia de artistas como Buddy Holly, Elvis Presley o Bob Dylan. Aprendió a tocar el órgano y la armónica mientras participaba en diversos grupos locales hasta que en 967 decidió dar el salto a Londres.

En la capital pronto se introdujo en el mundo del arte, codeándose con músicos, pintores o poetas del Soho y Kensington. La aventura no fue muy bien y se vio obligado a volver a casa, donde comenzó a trabajar en una fábrica de coches.

Su pasión musical y sus composiciones las compartió con el grupo Patches. Fue entonces cuando conoció al músico y agente Dave Courtney y al productor Adam Faith. A partir de ese momento el triunfo acompañó su caminar, ya en solitario.

Temas como ‘The snow must go on’, ‘One man band’, ‘Long tall glasses’ o ‘Moonlighting’ le hicieron un hueco en las listas británicas gracias a su estilo de voz peculiar y su alegre personalidad. Por aquellos tiempos las apariciones en televisión fueron constantes.

Su año mágico fue 1976, cuando pasó a trabajar con el productor Richard Perry y dio el campanazo con el single discotequero ‘You make me feel like dancing’, que consiguió otro número uno en Reino Unido y la segunda posición en las listas estadounidenses. La conquista definitiva del mercado americano se produjo un año más tarde con la balada ‘When I need you’ y su participación en la serie de Los Teleñecos.

Éxitos como ‘How much love’, ‘I can’t stop loving you’ o la analizada ‘More than I can say’ le introdujeron en los ochenta, donde incluso llegó a tener su propio programa en la televisión británica. Ante las cámaras dio muestras de su simpática personalidad y su destacado talento musical.

Poco a poco, después de publicar varios trabajos que pasaron desapercibidos, Leo Sayer abandonó las grabaciones discográficas y se centró en circuitos minoritarios.

Canciones para escuchar a oscuras - Por Anje Ribera

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