Durante los últimos años, Red Bull y otras bebidas energéticas similares han copado el mercado juvenil nocturno como método para seguir de marcha a pesar del agotamiento y el sueño. A menudo se utilizan mezcladas con bebidas alcohólicas, con la falsa creencia de que las bebidas eliminan el efecto del alcohol. Recientemente, las compañías fabricantes de estas bebidas han iniciado campañas para extender su uso entre universitarios en época de exámenes aduciendo que ayudan a estudiar. En realidad, cumplen la misma función que en la marcha nocturna: evitar el sueño y aumentar la euforia. En general, tienen entre tes y diez veces más cafeína que un café normal.
Sin embargo, Kathleen Miller, de la Universidad de Buffalo, ha demostrado que es posible que exista relación entre el consumo de estas bebidas y conductas de riesgo de los jóvenes. La autora estudió el consumo de estas bebidas en 795 universitarios, con una edad media de 20 años y la toma media de dos latas de Red Bull por mes. Encontró que, en los jóvenes que toman bebidas energéticas 6 o más veces al mes, existe una relación con el consumo de marihuana, conductas sexuales de riesgo, no llevar el cinturón de seguridad en el coche, peleas (en el último año antes de la encuesta), fumar, beber y con problemas con el alcohol. En resumen, aumentan las conductas que se podrían denominar machistas. Además, y como complemento relacionado también con una conducta machista, es muy utilizado por jóvenes atletas para reforzar los entrenamientos e, incluso, se podría decir que como doping.
En resumen, y según la autora, la toma frecuente de estas bebidas debe ser considerado como un indicador de posibles conductas de riesgo.
*Miller, K.E. 2008. Wired: Energy drinks, jock identity, masculine norms, and risk taking. Journal of American College Health 56: 481-490.
*Miller, K.E. 2008. Energy drinks, race, and problem behaviors among college students. Journal of Adolescent Health