La mayoría de los textos que intentan enseñarnos a escribir aconsejan evitar las palabras largas y complejas y, siempre que sea posible, sustituirlas por otras más sencillas y habituales. Sin embargo, una gran mayoría de científicos y de universitarios (hasta un 84% de los estudiantes de la Universidad de Stanford lo reconocen) admiten que, deliberadamente, aumentan la complejidad de su vocabulario con el objeto de dar la impresión de ser más ingeniosos e inteligentes y, apoyándose en la complicación del texto, pretender que sus ideas también son complejas. Daniel Oppenheimer, de la Universidad de Princeton, presentó, en un artículo publicado en 2006, un trabajo planeado para averiguar si esta estrategia es efectiva. Participaron estudiantes de la Universidad de Stanford. Oppenheimer encontró en primer lugar que, manipulando la complejidad de un texto (simplemente cambió cada sustantivo, verbo y adjetivo por la entrada más larga de la lista de sinónimos del Microsoft Word 2000), los estudiantes demostraban una relación negativa entre la complejidad del texto y la supuesta inteligencia del autor. Esta relación negativa no tenía nada que ver con la calidad del ensayo original que Oppenheimer manipuló para llevar a cabo el experimento. Postuló que el impacto negativo podía tener relación con la facilidad en el proceso de lectura y comprensión. Así, planteó un experimento en el que manipuló la fluidez del texto (cambió el tipo de letra de Times New Roman a Juice ITC) y el resultado indicó que, cuanto más difícil de leer es un texto, menos inteligente se juzga a su autor. Sin embargo, si los problemas para la facilidad en la lectura no son importantes (en este experimento se utilizó una impresora con el toner casi agotado para hacer las copias), el lector realiza un esfuerzo adicional para comprender y es generoso en la puntuación defintiva.
Y he conseguido que casi todos los nombres, verbos y adjetivos utilizados en este texto tengan tres sílabas o más.
*Oppenheimer, D.M. 2006. Consequences of erudite vernacular utilized irrespective of necessity: Problems with using long words needlessly. Applied Cognitive Psychology 20: 139-156.