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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Terremoto

La proporción de nacimientos de niños y niñas, en inglés conocida como sex ratio, pues ser un buen indicador de daño en el sistema reproductivo del macho. La disminución del sex ratio en las últimas décadas en muchos países desarrollados se ha atribuido a la exposición a contaminantes ambientales como dioxinas, PCBs o pesticidas. También se han detectado alteraciones en el sex ratio en el smog de Londres en 1952 y en las inundaciones de Brisbane, en Australia, en 1965. Misao Fukuda y su grupo, de la Clínica para Mujeres Fukuda, de Hyogo, en Japón, han investigado los cambios en el sex ratio en el terremoto de Kobe, en el Japón, del 17 de enero de 1995. Suponiendo que la concepción tuvo lugar el mismo día del terremoto, el 17 de enero, el nacimiento tuvo lugar el 9 de octubre. En primer lugar, Fukuda y sus colegas detectaron una disminución del 6% en la fertilidad en comparación con los meses de octubre de los dos años anteriores al terremoto. Y en segundo lugar, disminuyó el número de nacimientos de niños respecto al de niñas, con una caída significativa del sex ratio. En otro trabajo anterior, Fukuda y su grupo habían encontrado que la movilidad espermática en los hombres que habían sufrido el terremoto había disminuido menos de un mes después del seísmo y tardó en recuperarse entre 2 y 9 meses. Es posible que esta sea la causa de la pérdida de fertilidad y de las variaciones en el sex ratio.
Pero también puede haber cambios de comportamiento como los observados en animales antes del propio terremoto: en el zoológico de Kobe los leones marinos gritaban y no querían comer, los hipopótamos se hundían en sus piscinas y no querían salir, y los cocodrilos se comportaban violentamente arañando las paredes de vidrio de sus jaulas. En una recopilación de conductas anómalas de animales, se recogieron 1512 casos por medio del fax y de internet. Motoji Ikeya y su grupo atribuyen este comportamientoa la sensibilidad de estas especies a los pulsos eléctricos que se produjeron antes del terremoto de Kobe. Para ello intentan reproducir esas conductas sometiendo a campos eléctricos a los leones marinos, hipótamos, pingüinos, flamencos y serpientes del Zoológico de Kobe, y otras especies en el laboratorio. Y lo consiguen, pues encuentran que algunas especies son más sensibles que otras, como las anguilas y los hamsters. En un artículo posterior, Ikeya y su grupo demuestran que las mimosas y los peces gato también son sensibles a los pulsos eléctricos y se comportaron de igual manera antes del terremoto de Kobe.

*Fukuda, M., K. Fukuda, T. Shimizu & H. Moller. 1998. Decline in sex ratio at birth after Kobe earthquake. Human Reproduction 13: 2321-2322.
*Ikeya, M., T. Komatsu, Y. Kinoshita, K. Teramoto, K. Inoue, M. Gondou & T. Yamamoto. 1997. Pulsed electric field before Kobe and Izu earthquakes from Seismically-induced Anomalous Animal Behavior (SAAB). Episodes 20: 253-260.
*Ikeya, M., T. Matsuda & C. Yamanaka. 1998. Reproduction of mimosa and clock anomalies before earthquakes, Are they “Alice in the Wonderland Syndrome”? Proceedings of the Japan Academy Ser B 74: 60-64.

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