El único órgano del cuerpo que realmente se puede considerar como inferior es el pene atrofiado, el clítoris de las mujeres.
Sigmund Freud.
El DRAE dice del clítoris que es Cuerpo pequeño, carnoso y eréctil, que sobresale en la parte más elevada de la vulva. La estimulación del clítoris es importante para que la mujer alcance el orgasmo. Pero, y tal como plantean Federico Guillén, de la Universidad Cardenal Herrera CEU, de Valencia, y Gemma Pons, de la Universidad de Valencia, el orgasmo femenino supone un curioso problema evolutivo. El orgasmo masculino se alcanza, desde el punto de vista de la evolución, cuando los espermatozoides son expulsados al exterior, permitiendo que lleguen hasta los óvulos y los fecunden. Pero, ¿y el orgasmo femenino que función tiene desde el punto de vista evolutivo? Lo importante es que los espermatozoides lleguen hasta los óvulos y, para esto, ya vale con el orgasmo masculino. Esto ha llevado a algunos autores, Stephen Jay Gould entre ellos, a considerar al orgasmo femenino como una especie de accidente evolutivo, un resultado secundario de la necesidad del orgasmo masculino. Hay orgasmo femenino simplemente porque el clítoris es el equivalente anatómico del pene y, por ello, estimulación, erección y orgasmo se dan tanto en un órgano como en el otro, y el resultado es orgasmo para todos. Para estos autores, el orgasmo clitórico es un artefacto del desarrollo y no tiene significación adaptativa.
Los pezones masculinos tampoco tienen valor adaptativo pues no intervienen en la reproducción, según indica Gould, y está aceptada su falta de interés evolutivo. Sin embargo, Ron Arieli, del Instituto Médico Naval de Israel, en Haifa, no está totalmente de acuerdo pues considera que pechos y culos son, en el inicio de la aparición de la especie humana, almacenes de grasa para poder sobrevivir en la sabana seca del valle del Rift donde vivieron nuestros antepasados. Según Arieli, el significado sexual y su intervención en el proceso reproductor vendría después. En fin, para Gould y otros autores, pezones y clítoris serían especulares entre los sexos: pezones adaptativos en las mujeres y en los hombres, no; pene adaptativo en los hombres y clítoris en las mujeres, no.
Sin embargo, John Alcock, del que más adelante hablaré, precisa que la relación entre pezones y clítoris no es simétrica: los pezones en el hombre son inertes, no tienen función y, en cambio, el clítoris en las mujeres tiene una participación muy importante en el orgasmo femenino. No hay por qué suponer que los papeles funcionales de los órganos reproductores en hombres y mujeres deban ser equivalentes puesto que, como es obvio, ambos sexos tienen estrategias reproductoras diferentes.
En la década de los ochenta y noventa, John Alcock, de la Universidad Estatal de Arizona, y Sandra Mitchell, de la Universidad de California en San Diego, sugirieron que el orgasmo clitórico tiene algún tipo de función adaptativa lo que, a su vez, implica que este orgasmo existe independientemente de que el clítoris sea el equivalente anatómico del pene. Sugieren que el orgasmo contribuye a reforzar los lazos emocionales en la pareja. Además, en su hipótesis, Alcock incluye que el orgasmo clitórico es utilizado por la mujer para evaluar el futuro cuidado de los hijos por el hombre: a mayor interés, dedicación y maña en provocar el orgasmo en la mujer, mayor probabilidad de un cuidado adecuado para la descendencia. Y otra de las ventajas adaptativas del orgasmo femenino es que, entre los movimientos musculares que se producen en su desarrollo, estaría los que resultarían en la aspiración del esperma hacia el interior del útero, facilitando así su llegada hasta los óvulos.
Más adelante, ya hablaremos en este blog de la simetría y de cómo se elige pareja según la simetría corporal de los candidatos, de forma que a más simetría más elegibilidad. Si el orgasmo femenino tiene algún significado evolutivo y si a más simetría mejor para ser elegido, entonces las mujeres deben tener más orgasmos con sus parejas más simétricas. Randy Thornhill y sus colegas, de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, intentaron probar esta hipótesis estudiando el comportamiento sexual de 86 parejas que se prestaron voluntariamente. Y lo consiguieron: las mujeres con parejas más simétricas declararon tener más orgasmos que aquellas con compañeros asimétricos. Incluso los investigadores se preguntaron sobre si estas últimas fingen los orgasmos con objeto de retener a la pareja, por muy asimétrica que sea. Sin embargo descubrieron que la única característica de la conducta sexual que permitía predecir los orgasmos fingidos es lo que llaman la “no exclusividad”, es decir, es en las mujeres menos comprometidas con su pareja en las que se da el fingimiento. La “no exclusividad” se detecta porque flirtean en las reuniones sociales o no prestan atención a su pareja habitual.
*Alcock, J. 1987. Ardent adaptationist. Natural History 96: 4.
*Arieli, R. 2004. Breasts, buttocks, and the camel hump. Israel Journal of Zoology 50: 87-91.
*Gould, S.J. 1993. Pezones masculinos y ondas clitorídeas. En Brontosaurus y la nalga del ministro, p. 150-165. Crítica. Barcelona.
*Guillén Salazar, F. & G. Pons Salvador. 2000. El orgasmo femenino, ¿adaptación o subproducto de la evolución? Gazeta de Antropología 16: 16-18.
*Mitchell, S.D. 1992. On pluralism and competition in evolutionary explanations. American Zoologist 32: 135-144.
*Thornhill, R., S.W. Gangestad & R. Corner. 1995. Human female orgasm and mate fluctuating asymmetry. Animal Behaviour 50: 1601-1615.