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Comprendiendo la ira

En estos días de buenos sentimientos por estar en navidades, (cada vez menos), os comentare un nuevo capítulo de “Tus zonas erróneas” del Dr. Dyer, el capítulo en cuestión es “Adiós a la ira”.

La ira o rabia es una emoción que nos hace aumentar los niveles de adrenalina y noradrenalina.

Normalmente cuando actuamos con rabia (ira), sobreactuamos con palabras u acciones sobre lo que nos genera ese sentimiento de rabia.

En uno de los primeros párrafos de su capítulo “Adiós a la ira” el Dr. Dyer nos dice:

“La ira no es algo ‘muy humano’. No tienes por qué sentirla, y no sirve a ninguno de los propósitos relacionados con el que tú seas una persona feliz y realizada. Es una zona errónea, una especie de gripe psicológica que te incapacita igual que puede hacerlo una enfermedad”.

Realmente la ira es una reacción ante la frustración de algo que no funciona como nosotros esperábamos.

El resultado de un ataque de ira es que momentáneamente perdemos el control con ese ataque de rabia, lo cual nos impide controlar nuestro propio comportamiento.

La ira no nos aporta ningún beneficio, puede llegar a producirnos problemas físicos (ulceras, urticaria, palpitaciones cardiacas, insomnio…), además de sernos de una estupenda ayuda para destrozar relaciones afectivas.

Guardarnos la ira dentro de nosotros no es bueno, nos puede llegar a producir una úlcera, si la sacamos fuera perdemos el control y afectamos a terceras personas, motivo por el cual sentiremos después el sentimiento de culpabilidad e incluso podemos llegar a sentir una depresión, entonces…

¿Qué hacemos con la ira?

Muy simple, ni guardarla, ni liberarla, simplemente no sirve para nada, pues no la sintamos, así de fácil.

La ira es una emoción más que nace de un pensamiento, de algo que no nos ha salido como nosotros deseamos, lo cual nos produce frustración, hemos de saber que somos humanos y todo no tiene que salir o ser como nosotros pensamos, si sale algo mal, en lugar de tener una pataleta, como un crio pequeño, pensemos como luchar contra esa adversidad.

La ira se suele utilizar en todas las relaciones, pero con la ira solo conseguimos que la persona sobre la que actuamos, siga actuando como ha hecho consiguiendo alimentar nuestra ira, aunque a nosotros nos parezca que lo asustamos.

Me imagino que muchos habréis visto a vuestro jefe o encargado, ponerse rojo y gritar, a vosotros, a algún compañero o incluso cliente… cojamos el ejemplo de cuando os grito a vosotros…

Ciertamente, produce miedo, os pueden despedir y necesitáis el sueldo, hasta ahí de acuerdo, pero cuando os dais la vuelta.

¿Qué es lo primero que pensáis sobre ese señor con la cara roja, como un tomate gritando?

El antídoto a la ira es la risa, es imposible reírse y a la vez estar rabioso, entonces, nosotros elegimos si nos ponemos rojos como un tomate, con una hermosa úlcera como guinda, o buscamos motivos para poner una enorme sonrisa en nuestra cara.

Las causas más comunes de ira son las siguientes:

-La ira del coche, muchos conductores insultan alterados, a la forma de conducir de otros conductores.

¿Qué consiguen con ello?

Personalmente esto sí que lo tengo muy logrado yo, difícilmente me altera una situación del tráfico, aunque me vea obligado a clavar los frenos.

-La ira en los deportes o juegos.

Esta ira tampoco me afecta, si juego a algo y “apuesto” siempre apuesto algo que no me importe perderlo, cierto que no me gusta perder, pero si pierdo o gano, jamás tengo “efectos secundarios”, el tema de los deportes, paso olímpicamente, simplemente no me interesa ver como una veintena de personas, en pantalón corto corren detrás de una pelota, mientras “la masa” sufre por los movimientos de una pelota…

-Ira ante lo fuera de lugar.

Si consideramos que algo o alguien está fuera de lugar, lo intentamos obligar a estar en el lugar que nosotros consideramos que debería estar… un peatón fuera de la acera, un ciclista fuera del carril bici… pues si está ahí y nos molesta no ganaremos nada insultándolo o pasando rozándole para asustarlo, si nos molesta pues aminoramos nuestra marcha y seguimos nuestro camino, evitaremos un cabreo y quizás un probable accidente.

-Ira ante los impuestos.

A nadie nos gusta pagar impuestos, pero es lo que hay, si nos enrabiamos los tendremos que pagar, como si simplemente lo asumimos y pensamos que para obtener los servicios de papa estado se han de pagar los impuestos.

Tú eliges cual de las dos opciones es la mejor.

-Ira debida a la lentitud de los demás.

Esto sí que consigue enfadarme, si quedo con alguien me enfada bastante la impuntualidad, mi reacción, dependiendo que lo que me importe la cita, tras esperar unos 10-15 minutos, sigo mi vida y si viene esta persona, ya no me encuentra, quizás así en otra ocasión será esa persona más puntual.

-Ira por el desorden o desorganización de los demás.

Si el desorden o la desorganización afecta a los demás ¿por qué te has de enfadar tu?

-Ira contra los objetos inanimados.

Decir un “ayyy” porque te has pillado el dedo con una puerta quizás sea terapéutico, pegarle un puñetazo a la puerta, pude que rompas la puerta y tú te hagas más daño.

Tu elijes, das el puñetazo a la puerta y te arriesgas a aumentar tu dolor, o te conformas con el “ayyy”, la decisión sigue siendo tuya.

-Ira debida a un objeto perdido.

Si has perdido algo, pataleando no lo vas a encontrar antes, todo lo contrario, en muchas ocasiones, he ido a comprar algo que sabía que tenía, lo quería en ese momento y no lo encontraba, ya aparecerá otro día.

-Ira ante los sucesos mundiales que están fuera de tu control.

Si esta fuera de tu control ¿para qué quieres alimentar tu úlcera?

 

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