LA METAMORFOSIS por ÁNGEL RESA
Con permiso de Manolo García y su grupo El Último de la Fila. Lo digo porque cantaba aquello del burro amarrado en la puerta del baile. Y juro sobre el lauburu que ayer, enfrente del mismísimo Ajuria Enea, vi sobre las diez de la mañanita dos pollinos a la vera de uno de los numerosísimos árboles que jalonan el hermoso paseo de La Senda. Junto a ellos, un grupo cañí calentaba las manos a la espera de entrar en los jardines del museo de Bellas Artes, donde Juanma Bajo Ulloa iba a filmar secuencias de su nueva película. ‘Rey Gitano’ pretende recetar sonrisas y carcajadas terapéuticas contra la depresión en tiempos de crisis y ha encontrado el respaldo institucional para promocionar Vitoria. Ya rodó el día 2 escenas del tortillón que nos introdujo en el curioso planeta de los retos mundiales horas antes de caer el diluvio universal y en plenas fiestas mete las cámaras por el centenario palacio de Augustin. Montados encima de la angosta acera reposaban camiones y furgonetas, una de ellas rotulada con el inquietante nombre de La Guadaña, que trasladan los bártulos propios del séptimo arte.
Los vitorianos mantenemos la discreción hasta en la curiosidad. No todos los días se observa la parafernalia montada ante la residencia del lehendakari. Y, sin embargo, miradas justitas y a continuar el camino que aconsejan los médicos cardiovasculares. El director alavés se mueve a una carpeta aferrado, charla por aquí y ofrece indicaciones allá. Al tiempo los representantes de la raza calé encienden la chispa del jolgorio. Les bastan una guitarra, las palmas acompasadas, las voces que son quejíos y requiebros, los coros de la alegría y un suelo que zapatear. Uno, concretamente, calzado con unas botas puntiagudas azul celeste que recuerdan el tono sereno de un mar en calma. Si se proponía no pasar desapercibido ya puede arrancarse por bulerías.
El paisaje en un lugar tan idílico y a esas horas tempranas, cuando los noctámbulos aún facturan el primero de sus sueños, en nada apunta a una ciudad en fiestas. El ciclo requiere que las jornadas se cuezan a fuego lento, que las manecillas del reloj sobrepasen el mediodía y que el personal se adentre en escenarios más propios de la jarana. El programa se repita cada año con las coordenadas de Descartes: Celedón el 4, la Blanca el 5, la cantera busca hueco en el primer equipo el 7 y los veteranos irreductibles tienen el 8 remarcado con rotulador fosforescente. Sí, ayer era el hueco dentro del calendario a los blusas de anteayer, de ayer, de hoy y recen a la patrona para que también sean los del mañana. Me da que bastantes de quienes ayer brincaron a su manera mientras recordaban pasados bulliciosos se tomaron el día como un desquite frente al duro y moderno oficio del abuelo.
Sí, ya saben. Hace décadas disfrutaban de los nietos. Ahora fichan durante el curso escolar, a lo largo del oscuro y perdurable invierno vitoriano, cada amanecer. Recogen a la prole engendrada por las hijas y al cole en cuatro viajes de ida y vuelta. Muchos deben añorar la época en la que madrugaban para entrar a la fábrica, aquella rutina ajena a los llantos infantiles que les encogen el corazón. Pues ya tienen merecida la revancha, como que sean los nietos quienes recojan tal que el 8 de agosto las articulaciones maltrechas de sus profesionales abuelos. Todo ello el día en el que paisajes bellos de la capital alavesa la convirtieron en un plató al aire libre. Roberto Rossellini firmó hace 69 años ‘Roma, ciudad abierta’. Hoy Juanma Bajo Ulloa rueda los planos de una urbe que encara el final de sus fiestas entre maquillajes, secuencias y montajes.