Logroñés 1 – Alavés 2
Incredulidad. Fue la sensación que recorrió ayer a un enmudecido Las Gaunas cuando Óscar Martínez, en uno de esos remates que raramente se pasan por la cabeza de los delanteros y con menos frecuencia aún acaban en la portería rival, embocó en el minuto 86 un disparo a bote pronto desde cerca de cuarenta metros que describió la trayectoria precisa y parabólica de un misil teledirigido al corazón del Logroñés. (+info)