El tranvía ha salido más que airoso de su primer día de cobro. En las dos últimas semanas, desde su inauguración el 23 de diciembre, había circulado repleto y muchos achacaban su éxito a la novedad y a su carácter gratuito. Pero ayer ya hubo que pagar: 55 céntimos los poseedores de una tarjeta BAT o de Tuvisa; un euro los viajeros ocasionales y tres euros los usuarios del bono diario. Fue la prueba de fuego, el momento de medir la capacidad de atracción real del metro ligero. Y lo curioso fue que los convoyes siguieron circulando repletos. Según Euskotran, ayer viajaron en ellos 11.000 personas, una cifra que sorprendió incluso a los gestores del medio de transporte. Desde el Gobierno vasco aseguran que se han «superado las expectativas» y que, contra todo pronóstico, el número de usuarios fue similar al alcanzado cuando era gratis.
Álava