Estamos salvados. Nuestros políticos se han puesto de acuerdo. Todos se presentan a las elecciones con el mismo objetivo: afrontar retos. Uno, para asumir el reto de superar la crisis. Aquel, para esto y por el reto de crear empleo. El otro, para ambas cosas y porque tiene el reto de darnos “un gobierno serio”. Y así sucesivamente: retos, retos y retos. La gente de a pie planea irse de vacaciones o quedar con los amigos. El político nacional, más sofisticado, afronta el reto de descansar o el reto de relacionarse con su entorno afectivo.
Los políticos hoy no se plantean propósitos normales, como gestionar de forma razonable o desarrollar sus idearios. No. Ambiciosos, acometen retos. Reto: “Objetivo o empresa difícil que constituye una ocasión para superarse o demostrar la propia valía”. Les gusta proponerse el no va más, los triples saltos mortales. Para superarse. Para demostrar su valía. Unos héroes.
Todos lo dicen, izquierda, derecha, nacionalistas. Hay consenso. “Mejorar la economía local, un reto”, afirma el PSOE, que además “se marca como reto la creación inmediata de empleo”. Para el PP autonómico “el reto es poner a España y a Andalucía a funcionar”, mientras el nacional “asume la creación de empleo como el gran reto”. Todos están de acuerdo. También CIU, pues Mas “se ha marcado como reto reducir el paro en Cataluña a la mitad”. El PNV, pragmático, tiene el reto de sacar más votos, el reto de la pacificación y “el reto de la apuesta decidida por la cohesión de nuestra nación”. IU también se plantea un reto concreto –arramblarle 2,5 millones de votantes del PSOE- y “el reto de la austeridad”.
El esquema se repite en los candidatos a alcaldes. Todos asumen las elecciones como un reto, todos se plantean como un reto la misión de gobernarnos: nos ven difíciles. El palabro, que se va desgastando, debe de figurar en el Vademécum del político, que habla paralenguaje. El político no se enamora: asume el reto de enamorarse. Prefiere dar un tono épico a su trasunto por la vida pública.
Además, nuestros políticos comparten objetivo. Todos quieren afrontar el reto del futuro. Es la moda. Lo asumen todos. Hace unos años les dio por invitarnos a coger el tren del futuro (y ellos de maquinistas). Ahora, están preparados para el reto del futuro. Suena heroico. Rajoy lo tiene claro: el PP, dice, tiene el reto de la globalización, del crecimiento económico y de afrontar el reto del futuro. Blanco, hombre más concreto, asegura que los trenes están preparados para afrontar el reto del futuro. El candidato socialista asegura que Albacete está preparado para los retos del futuro, el de Santander se plantea “un futuro ilusionante de grandes retos”. El verso sirve en todos los sitios. El PP afrontará “los grandes retos del futuro de la capital riojana”, mientras el candidato verde del PSOE se planteaba en el Albaicín “los problemas del barrio y los retos del futuro”. El futuro se convierte en el fetiche. Ahorra concretar propuestas y sale airoso: a ver quién le tose al candidato que asegura que afrontará los retos del futuro. Sin embargo, cuesta aclararse. Todos coinciden: “el 22 de mayo nos jugamos el futuro” y están preparados para ese reto. Como no podemos votar a todos a la vez, se agradecería que especificasen más.
Ojalá asumiesen el reto de abandonar esta retórica vacua.
Publicado en Ideal.