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Algunos conciertos de julio (especial Bilbao BBK Live)

Foto: Adam Custins

Foto: Adam Custins

 

 

Con el Bilbao BBK Live me pasa algo que seguro que también les ocurre a algunos lectores: se supone que los cabezas de cartel están puestos ahí para atraer a la gente, pero a mí suelen desmotivarme de acudir. La mayoría me dan muchísima pereza, y este año más, porque no soy fan del Britpop y sus derivados, ni de Weezer, ni de Rosalía, aunque reconozco que esta sí me inspira curiosidad. Pero, después, repaso la letra menuda y siempre encuentro un puñado de nombres que sí me apetece ver. Este año serían estos ocho:

Derby Motoreta’s Burrito Kachimba (jueves, 18.25, escenario Nagusia). Los han saludado como los renovadores del rock andaluz, aunque yo veo en su música más rock andaluz que renovación: los sevillanos DMBK recuperan la imprescindible psicodelia aflamencada de Triana o Smash, y lo hacen además con una contundencia y una efectividad que los hace merecedores de inaugurar el escenario principal.

John Grant (jueves, 19.30 horas, escenario Bestean). Soy muy fan del primer álbum de Grant en solitario, aquella maravilla setentera que grabó acompañado por Midlake. Su posterior evolución hacia la electrónica me suele dejar más frío, pero la posibilidad de escuchar canciones tan preciosas como GMF (la de «I’m the greatest motherfucker that you’re ever gonna meet») o Queen Of Denmark merece por sí sola la excursión a la montaña. Además, suele llevar como batería al banshee Budgie, un mito en mi casa.

Khruangbin (jueves, 20.55, escenario Txiki). Reconozco cierta fascinación por este trío estadounidense con nombre en tailandés, que practica una especie de música surf global, impregnada del pop-rock de países periféricos como la propia Tailandia. No sé si en directo sintonizaré con lo suyo o me sonará más bien a hilo musical cosmopolita e inofensivo, pero he de estar allí para comprobarlo.

Sleaford Mods (jueves, 22.00 horas, escenario Gora!). Me da bastante rabia que los Sleaford Mods y su airado punk electrónico coincidan con la belleza teclística de Neils Frahm (¿ya atenderá el público a sus delicados paisajes sonoros?), pero supongo que no me queda otra que apostar por el macarrismo hiperbritánico del dúo de Nottingham, aunque solo sea por ver a su instrumentista apretando un botón y bebiéndose unas cervezas. Habrán observado, por cierto, que los cuatro conciertos que voy mencionando están hermosamente encadenados: el jueves es, sin duda, mi jornada favorita del festi.

Antifan (viernes, 18.00 horas, escenario Firestone). Tengo muchísimo interés en ver cómo resuelven su directo estos bichos raros, capaces de demoler prejuicios con su sola existencia: qué alegría me dio que unos tipos procedentes de la música urbana (compañeros de C Tangana en Agorazein) y el hip hop citasen como referencias para su nuevo proyecto a P.I.L. o The Durutti Column. Hay canciones suyas que me entusiasman y otras que me gustan bastante menos, pero el índice de curiosidad lo tengo a tope.

Idles (viernes, 21.50, escenario Bestean). Precisamente, escribí una vez que una canción de Idles sonaba como los Sleaford Mods acompañados por Big Black, y exageraba un poco, pero es cierto que la receta del grupo británico (urgente, cazurra, impetuosa) me parece casi necesaria en estos tiempos que corren. Como, además, tiene una transversalidad capaz de dejar a todos contentos, puede convertirse en uno de los conciertos del festival.

Jonathan Bree (viernes, 21.45, escenario Gora!). Aquí sí que dan ganas de perseguir a boinazos a los programadores del BBK Live, porque la disyuntiva entre Idles y Jonathan Bree resulta casi dolorosa. Supongo que han pensado que no comparten mucho público, y seguramente será verdad, pero eso no alivia nada cuando uno está en medio. El neozelandés Bree parte de exquisita música sesentera (Gainsbourg, por ejemplo) para dar forma a un estilo muy personal, con apasionantes arreglos de cuerda y la estética de la foto de arriba.

The Strokes (viernes, 1.35 horas, escenario Nagusia). ¿Qué creían, que no iba a incluir ningún cabeza de cartel? A los Strokes siempre les estaré muy agradecido, porque supusieron el cierre simbólico de una década, la de los 90, que yo detestaba musicalmente así en general. En su momento incluso me fui a verlos en Madrid. Reconozco que, después de los dos primeros álbumes, me distancié bastante, o mucho, o del todo, de su carrera, pero me apetecen lo suficiente como para hacerme trasnochar en exceso.

Vamos a escuchar al motherfucker John Grant. Ah, si les apetece, he preparado para el periódico una playlist al azar, caprichosa marcianada que no ha quedado mal.

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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