Mi lado egoísta se siente en la gloria cada vez que asisto a un concierto de Lagartija Nick en un local pequeño y acogedor, de los que a mí me gustan, como La Nube o el Satélite T. Pero mi lado idealista se pasa todo el rato rebelándose, dándome la chapa con pronunciamientos altisonantes sobre la justicia y la dignidad, y así suele seguir durante unos cuantos días, por mucho que el pitido de oídos no me permita hacerle mucho caso. Lo malo es que tiene razón, claro: en un país normal, con un ajuste más o menos defendible entre los méritos y las recompensas, Antonio Arias y compañía estarían encabezando festivales de esos que a mí no me gustan, abarrotando salas bien grandotas y apareciendo en programas de esa excelente televisión de país normal que tendríamos.
Por eso me hace mucha ilusión la iniciativa del sello Lunar, que acaba de editar Inercia (el párpado del puercoespín), un homenaje al álbum que ha quedado como obra maestra de la banda granadina, o más bien como obra maestra de su faceta estrictamente rockera, ya que Omega siempre estará ahí como referente estratosférico de la música sin fronteras. A mí de Lagartija Nick me gusta todo, también su fase de metal electrónico y sus discos más recientes, pero es cierto que en Inercia redondearon su sonido alrededor de unas cuantas canciones adictivas y mayúsculas. De los grupos participantes en el tributo, Triángulo de Amor Bizarro (que hacen Esa extraña inercia) y Perro (con Porno-stéreo) son los que más a su bola van, con una regurgitación muy personal que se agradece en un entorno mayormente conservador. Amaral reversionan en clave electrónica Universal, el tema que ya interpretaron en su excelente EP Granada, mientras que León Benavente han grabado un Solo amnesia del que podrían sacar chispas en directo. Del resto me han gustado especialmente los jiennenses Blam de Lam, a los que ni siquiera conocía, con un Algo sucio, algo eléctrico que arranca en plan Spacemen 3 guitarreros y concluye en plan Spacemen 3 electrónicos. Eso sí, no me queda más remedio que ceder la despedida a mi lado idealista, ya saben, ese abuelo Cebolleta justiciero y un poco aguafiestas: pasen un rato estupendo con Inercia (el párpado del puercoespín), que para eso son estos discos, pero, sobre todo, sigan escuchando o empiecen a escuchar ahora mismo el Inercia a secas.