La música de tradición oral tiene muy poco que ver con las ideas restrictivas sobre la propiedad intelectual: se transmitió a través de las décadas o los siglos de persona en persona, de voz en voz, acumulando modificaciones que en realidad eran pequeñas (o grandes) autorías. Y esa larguísima hilera de intérpretes-creadores continúa gracias a gente como Maria Arnal y Marcel Bagés, un dúo catalán (ella, vocalista de Badalona; él, guitarrista de Flix) que trabaja con materiales que parecían condenados a la muerte en vida, a esa dudosa existencia de la música que está preservada pero nadie escucha. Maria y Marcel parten de viejas grabaciones de campo y de canciones localizadas en archivos y fonotecas, de manera que su actividad queda expuesta a dos visiones contrapuestas que parecen disgustarles por igual: «No recuperamos ni actualizamos, sino que continuamos una cadena de transmisión», puntualizan. De hecho, aunque siempre detallan la procedencia de su materia prima, no trazan fronteras definidas entre lo que ya estaba y lo que ellos han añadido, entre lo viejo y lo nuevo.
Y eso está muy bien, como decían Wilfred y la Ganga, pero se quedaría en palabrería hueca y pomposa si no fuese por lo bien que lo hacen, porque Maria tiene voz alucinante de superheroína de la canción y Marcel sabe ahuyentar cualquier sombra de vulgaridad con sus arreglos de guitarra eléctrica, con resultados que en ocasiones pueden recordar a lo que hicieron Sílvia Pérez Cruz y Raül Fernandez Miró en Granada. La Cançó del taxista, que abre el nuevo disco, tiene como punto de partida una jota publicada en Canciones de la nueva resistencia española, que se catalogó a principios de los 60 a través de la interpretación de un taxista de Madrid (de ahí su título). Es, dicen los autores de aquella recopilación, «una canción de los detenidos políticos» que «gira sobre sí misma casi obsesivamente, como una fila de prisioneros alrededor del patio de una prisión». Parte de la letra viene de entonces (incluido el arranque, ese «y el cielo se encuentra nublado, / no se ve relucir ni una estrella») y parte la ha aportado la vocalista. Entre los temas del disco, por cierto, también hay uno recogido por Alan Lomax, una excusa que me permite enlazar de nuevo este post que tanto me gusta.
Ah, aquí pueden descargarse el EP por la cara, porque Maria y Marcel forman parte del colectivo Compartir Dóna Gustet. Sí, compartir da gustito.